Esa noche era especial, ella festejaba, no un triunfo personal, sino un triunfo de alguien querido y como era de esperarse se puso tan guapa y elegante como amerita un festejo; estaba bailando porque con ritmo o sin él, disfrutaba sentir las vibraciones de la música por toda su piel, como si se introdujeran en lo más profundo y sacaran lo mejor de ella, aunque constantemente pensara que no era mucho.
Él se aproximó a ella y la invitó a bailar, no estaba segura de querer hacerlo, sentía que estaba más atenta a la música sin compañía que cuando alguien insistía en hacer conversación, pero la lengua le ganó a los pensamientos y de inmediato brincó un sí de ella. Así comenzó todo, interrogatorio inicial de baile, llamadas todos los días, más salidas, más festejos, novios, esposos y rápidamente padres de uno, dos y tres hijos. Continuamente ella pensaba en que, como la lengua, las decisiones la habían traicionado pues parecía que había hecho todo sin querer, sin estar segura, sin decidir, sin sentirse nuevamente tan feliz como cuando bailaba, pero se interrumpía y se regañaba a sí misma, - "es buen marido, nunca te falta nada y está con los niños" -. Aunque esa era una verdad a medias, él trabajaba hasta tarde que cuando llegaba, estaba irritado, gritando por todo y el trabajo se hacía más arduo para ella que ahora que no sólo era madre y esposa, sino también mediadora, sin más profesionalización que la experiencia de realizarlo día a día le había dado, porque aunque ella tenía el sueño de estudiar, apenas concluyó la secundaria cuando sus propias traiciones comenzaron. Un buen, o mal, o mejor dicho un día mientras llevaba a los niños a la escuela, alguien le hizo favor de decir que su marido se veía muy contento paseando con esa nueva compañera suya del trabajo, y agregó para asegurarse de sembrar bien la duda - “no sabía que en la fábrica aceptaran mujeres y menos una tan bonita y joven” -. Las decisiones, las traiciones, las noches de mediación, las palabras de su marido cuando insinuaba que ya no era tan joven, tan firme o tan divertida como antes, se hicieron un nudo que subió y bajó por su cuerpo como destruyendo todo y nada a la vez, porque en realidad ella sentía que dentro no había nada, se encontraba vacía desde hacía mucho. Esa noche no hubo mediación, ella había decidido saber la verdad y entonces nada la traicionó, el cuerpo entero le respondió y fue ella quien grito y fue él quien alzó la mano para callarla, para hacerle ver que la culpa era suya por no ser lo que él deseaba y aprovechó para recalcar los defectos, los errores y para decir que ahí, en esa casa, en esa esposa, quien mandaba era él y que ella no debía cuestionar. Esa noche no durmió en su cama, pese a lo que quien dictaba las órdenes había dicho, no podía conciliar el sueño y ni siquiera sabía cómo se sentía. Él nunca le había alzado la mano, pero ahora que lo analizaba, siempre la había hecho sentir incomoda, mal, pequeña, sin valor, el golpe de esa noche había sido solo la consolidación en la realidad de todo lo que en el interior, en lo que nadie veía, también la dañaba. Y entonces se preguntó quién era la/el culpable de todo eso, se cuestionó si ella había colaborado para que las cosas llegarán hasta ahí y la duda más grande la golpeó aún más fuerte de lo que su marido ese día lo había hecho, - "¿QUÉ VOY A HACER?, ¿CÓMO VOY A RESOLVER ESTO?" -. La violencia en algunas ocasiones es sutil, casi imperceptible, otras tantas, contundente y marcada. Pero en cualquiera de los casos lastima a quien la vive, a quien la ejerce y a quién o quienes le rodea. Telaraña de mujeres es un espacio construido por y para mujeres que hayan o estén pasando por alguna situación de violencia y tengan las mismas dudas que la mujer de nuestra narración. El hilo de la telaraña puede ser cinco veces más resistente que un filamento de acero del mismo grosor, pero a la vez, mucho más flexible, pues se puede estirar hasta 30 por ciento más de su largo original sin romperse. Sirve para atrapar a sus presas, para hacer puertas, para trasladarse ayudadas por el viento, para cubrirse con una burbuja de aire y poder respirar bajo el agua, entre otras muchas funciones. El objetivo es generar a través de un diálogo compartido con otras mujeres el desarrollo de todas esas habilidades como las de la telaraña: moverte, protegerte, flexibilizarte, atrapar o resistir (según lo requieras). Nos reuniremos a partir del 27 de Marzo, los lunes de 5 a 6:30 p.m. en las instalaciones de Genera Alternativas ubicada en calle Venustiano Carranza #186 col. Centro, Guadalajara. Inscripciones al correo [email protected] whatsapp 3318936420 y 3333793656. Cuota de recuperación por sesión $50 en caso de requerir algún descuento comunícate con nosotras. Por: Psic. Cintya A. Cazares Sandoval. [email protected]
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